Según una leyenda, fue creado por casualidad en 1829.

Se trata de una de las tradiciones gastronómicas más emblemáticas de Argentina. Incluido en innumerables recetas, se convirtió en el alma de un sinfín de postres clásicos nacionales.

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A pesar de que el día se celebra desde el año 1995, en conmemoración de uno de los clásicos ingredientes de la repostería nacional, el origen del dulce de leche se remonta a años atrás. Según una leyenda, fue creado por casualidad en 1829, cuando una criada del general Juan Manuel de Rosas corrió a avisarle que su enemigo Lavalle se encontraba en su estancia, olvidando en la hornalla encendida una olla con leche y azúcar para hacer la lechada, y tomó una consistencia similar a como se lo conoce en la actualidad. Otras historias aseguran que el libertador José de San Martín degustó el dulce durante su estadía en Chile, y que en la Francia de Napoléon, en 1815, se consumía Confiture de Lait, muy similar al dulce de leche latinoamericano actual.

En postres, en galletitas, en alfajores, o simplemente a cucharadas, cada argentino lo disfruta como más le gusta, y hoy, es doblemente permitido.