Es porque, a raíz de la fiebre porcina en el gigante asiático, Estados Unidos se encuentra en desventaja frente a los exportadores de proteínas cárnicas de Sudamérica. Eso sumado al desplome de los precios de la soja norteamericana.

Luego de que el presidente de EE.UU., Donald Trump, comenzara el año pasado a implementar barreras proteccionistas contra China, el gobierno de Xi Jinping respondió con represalias comerciales equivalentes, entre las cuales se incluyó un arancel del 25% al poroto de soja estadounidense.

Esa medida –que constituyó una suerte de “retención” que el gobierno chino aplicó a la soja estadounidense– generó un beneficio sustancial para Brasil con un valor FOB de la soja Paranaguá que llegó a superar en 90 u$s/tonelada el precio de la soja Golfo de México (EE.UU.). Argentina no pudo aprovechar esa oportunidad porque su principal producto de exportación –la harina de soja– no cuenta con habilitación para ingresar al mercado chino.

La caída del precio de la soja (también del maíz) que se observó en las últimas semanas en el mercado estadounidenses de Chicago obedece al hecho de que EE.UU. nuevamente queda en desventaja frente a Brasil en el nuevo escenario caracterizado por la perspectiva de un déficit descomunal de proteínas animales en China generado por una caída de la producción de carne porcina en esa nación debido al impacto de la fiebre porcina africana.

Eso porque, luego de las sucesivas barreras proteccionistas implementadas por Trump contra China, el gobierno chino procedió a subir de 12% a 37% en abril de 2018 y a 62% a partir de julio el arancel de ingreso de la carne porcina congelada proveniente de EE.UU., lo que provocó un derrumbe de las colocaciones de ese producto en el mercado chino. Adicionalmente, China mantiene desde comienzos de 2015 la restricción de ingreso de productos aviares estadounidenses a causa de un brote de gripe aviar registrado por entonces en esa nación.

Las colocaciones de carne porcina congelada en China por parte de Brasil tienen el arancel de ingreso del 12%, mientras que Argentina, recientemente habilitada a exportar carne porcina al mercado asiático, probablemente deba pagar el mismo arancel. Chile, al tener un Tratado de Libre Comercio con China, tiene arancel cero para ingresar carne de cualquier tipo a ese destino.

China es actualmente el primer comprador de carne aviar y porcina brasileña. Pero a comienzos de este año el Ministerio de Comercio de China aplicó derechos antidumping sobre la carne aviar brasileña para forzar a las principales compañías exportadoras de esa nación a firmar un acuerdo de precios.

En cualquier caso, la posibilidad de que EE.UU. transforme soja y maíz en proteína animal para exportar a China se encuentra muy limitada frente al potencial exportador de las naciones sudamericanas, lo que constituye –tal como sucedió el año pasado– una oportunidad histórica para el Cono Sur en general y Brasil en particular.

Ese escenario, por supuesto, podría cambiar en caso de que las negociaciones comerciales entre EE.UU. y China finalicen satisfactoriamente y la nación asiática habilite el ingreso de carne aviar y porcina en condiciones equivalentes o similares a las de las naciones sudamericanas. Pero no existe, por el momento, evidencia de que eso pueda suceder en el corto plazo debido a la complejidad de los acuerdos que ambas naciones vienen negociando desde fines de 2018.