El hecho ocurrió en localidad catamarqueña de Ciudad de la Paz.

La precisión de los cortes, el estado del animal que parece no descomponerse, la ausencia de carroñeros, son algunas de las tantas curiosidades que tienen en vilo a la localidad catamarqueña de Ciudad de la Paz donde ocurrió el hecho.

Todo iba tranquilo en el campo de Ariel Sorribes, cuando el conteo de los animales no daba el número correcto. “Falta una Ariel”, dijo el peón. La búsqueda se extendió un largo rato y a plena luz del día. El animal no estaba, y al mismo tiempo no daba señal de vida, hasta que… la encontraron mutilada debajo de un árbol.

Los dueños de los campos mostraron preocupación por los hechos, y por las circunstancias en las que aparecieron los animales. En la escena del crimen, según difunde Infocampo, no había rastros de sangre, complicando aún más las tareas de cualquier división criminalística forense catamarqueña.

“Hay cosas más raras aún, por ejemplo, ningún carroñero se acerca al cuerpo del animal. Nada eh, nada de nada. Ni un carancho, ni buitre, nada. Encima, parece que la carne no se descompone y está todo intacto”, comenta el productor y agrega: “Además de todo eso, cuando el peón le quiso sacar más fotos, se le apagó el celular. Él pensó que era la batería que se le había terminado, pero no. Después vino una profesora de una escuela que está cerca, porque quería filmar a la vaca, y tampoco le anduvo el celular”.

“Para casos similares, el SENASA ha dicho que es obra del ratón hocicudo, pero es imposible eso. Ellos no pueden decir que no saben qué pasa, y es entendible, pero un ratón no puede hacer eso nunca”, explica Sorribes.