Las últimas lluvias colaboraron a recomponer el estado del trigo, sin embargo, no fueron suficientes para hacer frente al combo letal que perjudicó al cultivo, y que combinó sequía hasta el inicio de la primavera, jornadas con altas temperaturas y, por último, heladas tardías.

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires recortó su estimación de cosecha en 700.000 toneladas y de este modo, el volumen proyectado pasó de 15,4 millones de toneladas a 14,7 millones.

Por el lado de la bolsa porteña, si bien consideraron que las últimas lluvias impulsaron el llenado de granos, terminó prevaleciendo el impacto de las heladas y los números se ubicaron por debajo de las proyecciones de la semana pasada.