Un ciclo marcado por la expectativa de que este fenómeno conocido como el niño, que supone lluvias superiores a lo normal finalmente se instale y termine definitivamente con los efectos de La Niña, que durante tres años provocó grandes sequías en la Argentina y aunque oficialmente finalizó en abril pasado, no se termina de ir.
Pese a las lluvias que se dieron en varias zonas agrícolas, El Niño parece por ahora limitado. Los productores de varias regiones del país están al tanto de esto, que aún sufren de una sequía que se resiste a irse y están expectantes de las precipitaciones pronosticadas para octubre.
Sus vivencias las ratifica el INTA, que en su último informe agro-meteorológico semanal consignó: “la zona central y norte continúa con perfiles muy secos, con valores menores al 10% de agua en el suelo, con respecto al máximo posible hasta un metro de profundidad”.