Con el avance de la ampliación del Río Salado, principal río bonaerense, se busca mejorar el desarrollo productivo y evitar inundaciones u otras complicaciones ambientales.

La obra se encuentra en la etapa cuatro, la cual consta de una extensión de 56 kilómetros que beneficiará a los partidos de 25 de Mayo, Chivilcoy, Alberti y Bragado. Además, permitirá recuperar varias hectáreas que hoy se encuentran improductivas por el desborde constante de su cauce.

“Esta etapa consiste en la ampliación de la capacidad del Río Salado, permitiendo el escurrimiento encauzado para crecidas y proporcionando un aumento de su capacidad de conducción para así atenuar el efecto perjudicial de los desbordes”, dijo Victorio Américo Gualtieri, CEO de SABAVISA, empresa encargada del 50% de la obra que dirige la provincia de Buenos Aires.

Gualtieri, aseguró que  “Esta cuenca abarca más de la mitad de la Provincia de Buenos Aires y se caracteriza por presentar en forma periódica inundaciones y sequías prolongadas, lo que genera pérdidas de gran magnitud en el sector agropecuario y en la

infraestructura vial y urbana”.

 

En los últimos 10 años se han emplazado en la Cuenca Baja del Río Salado, establecimientos agropecuarios con sistemas de engorde intensivo que aportan diferentes concentraciones de nutrientes y xenobióticos al río, que además posee su calidad de agua deteriorada por los aportes de la Cuenca Alta. El Río Salado desemboca en la Bahía de Samborombón y es uno de los principales tributarios del Río de la Plata.