Fue un frigorífico del grupo Benetton. El Senasa certificó a fin de mes el primer envío a Japón de unos 150 kilogramos de cortes de carne ovina con hueso sin valor comercial.

“Llegó la carne ovina argentina a Japón por primera vez en la historia. Junto a la carne bovino patagónico, el mercado de Japón fue abierto desde año pasado y por fin llegó primera carne ovina !Estoy seguro que va a tener éxito en Japón!”. Así lo indicó el embajador de Japón en la Argentina, Noriteru Fukushima, en su cuenta personal de Twitter.

A fines de abril agentes del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) certificaron el primer envío a Japón de unos 150 kilogramos de cortes de carne ovina con hueso sin valor comercial, los cuales serán ofrecidos el próximo 13 de mayo en una degustación realizada en la sede de la Embajada argentina en Japón.

La carne ovina –a diferencia de otras proteínas animales– tiene la particularidad de que, una vez habilitado su ingreso, puede entrar al mercado japonés sin restricción de cupo y con arancel de importación cero.

Sin embargo, las colocaciones de carne ovina en Japón tienen por el momento importantes restricciones competitivas. La primera es un elevado costo del flete interno: la partida, producida en Frigorífico Faimali (controlado por el grupo italiano Benetton), salió de la ciudad de Río Gallegos para recorren en camión más de 2500 kilómetros hasta el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Y luego –si se tratase de una operación comercial– debería abonar un derecho de exportación de 3,0 pesos por dólar FOB.

El mercado de carne ovina en Japón es limitado –apenas supera las 20.000 toneladas peso producto por año– y está prácticamente cubierto por las ventas externas realizadas por Australia y Nueva Zelanda, dos naciones que, además de ser las principales exportadores del producto, tienen ventajas logísticas para abastecer los diferentes mercados asiáticos.