El precio promedio fue de 0,23 u$s/litro, según los números oficiales.
La devaluación promovida por el gobierno nacional generó una crisis de ingresos generalizada en el sector lácteo argentino, el cual se dedica fundamentalmente a abastecer al mercado interno y, por lo tanto, no está en condiciones de aprovechar las ventaja competitiva coyuntural producida por la depreciación del peso.
En agosto pasado –según datos informados por la Secretaría de Agroindustria, que difunde el sitio Valorsoja.com– el precio pagado por la leche en la provincia de Santa Fe, donde se localizan la mayor parte de las industrias exportadoras, fue de 7.52 $/litro, mientras que en Buenos Aires, Córdoba y Entre Ríos se ubicó en 7.42, 7.31 y 7.33 $/litro respectivamente.
La cuestión es que el promedio ponderado nacional el mes pasado fue de 7.41 $/litro. Tal cifra, considerando el tipo de cambio de referencia promedio BCRA, equivale a 0.231 u$s/litro versus 0.258 u$s/litro en julio de este año y 0.322 u$s/litro en agosto de 2017. Es decir: el precio, medido en dólares, cayó un 28% en el último año.
Un reciente estudio elaborado por CREA indica que el 69% del costo total promedio de un tambo de intensidad intermedia se encuentra asociado a insumos dolarizados (incluyendo en el cálculo a la recría y crianza).
La capacidad de pago de la exportación, si bien es actualmente superior a la de las usinas con operaciones concentradas en el mercado local, se encuentra además limitada por los bajos precios internacionales de la leche en polvo entera (que se encuentra en un valor promedio del orden de 3150 u$s/tonelada).
En la Argentina –a diferencia de lo que ocurre en Uruguay– la proporción de leche destinada a la exportación representa una proporción minoritaria del total de la leche comercializada. Y las industrias lácteas están registrando muchas dificultades para trasladar aumentos de costos a los consumidores argentinos. En los últimos dos meses la inflación de la “canasta láctea” se ubicó diez puntos por debajo del promedio general de alimentos.
Además, la industria no tiene, en la actual coyuntura, mayores inconvenientes en conseguir leche a partir de la retirada de SanCor del mercado (que, luego de que el acuerdo con Adecoagro se diera de baja de facto, está buscando nuevos interesados para vender distintos activos y conservar algunas unidades industriales y la marca de ciertos productos).
No existe además faltante de materia prima en el mercado local, cuyo consumo interno, luego de la megadevaluación, muestra un proceso de enfriamiento a causa de la pauperización social. En los primeros siete meses del año, según los últimos datos oficiales publicados, la producción argentina de leche fue de 5740 millones de litros versus 5375 y 5550 millones logrados en el mismo período de 2017 y 2016 respectivamente.