El Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) informó ayer los números provisorios de exportaciones y los vinos a granel marcaron un crecimiento del 410%.

Con una mejora de la competitividad cambiaria -aunque aún sin reflejar la escalada del dólar de la última semana del mes-, agosto trajo por segunda vez consecutiva números positivos para la industria vitivinícola después de un largo período. El Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) informó ayer los números provisorios de exportaciones y los vinos a granel -tanto de blancos como de tintos- marcaron un crecimiento del 410% en relación a agosto de 2017, al venderse 159.654 hectolitros (hl)

Dentro de este segmento de exportaciones, el blanco genérico tuvo el crecimiento interanual más impactante con un salto del 2.041% (ver infografía). Al mosto también le fue bastante bien, al registrar un incremento del 114% en agosto. La mala noticia es que el fraccionado -que es el que tiene mayor valor agregado en la economía sanjuanina- aún no logra levantar cabeza y el mes pasado tuvo un descenso del 2% respecto al 2017, con una exportación de 205.491 hl.

Un analista del sector explicó a Diario de Cuyo que tanto el granel como el mosto son productos que funcionan como un commodity (materias prima, sin marcada diferenciación de calidad) y son sensible a la variación del dólar, reaccionando positivamente cuando los precios se vuelven más competitivos en el mundo.

«Por eso la exportación de esos productos mejoró rápido. El vino fraccionado, si continúa el proceso de competitividad del tipo de cambio, también va a reaccionar y se va a poder exportar más», agregó la fuente.

Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina, anticipándose a estos números, explicó días atrás que el tipo de cambio está abriendo nuevos mercados y que la Cámara de Exportadores de Vino a Granel calcula que el 2018 va a terminar con una exportación de 100 millones de litros «frente al 2017 que se exportó casi nada».

Juan José Ramos, presidente de la Asociación de Viñateros Independientes, agregó ayer que el vino y mosto tienen «»buenas perspectivas ante la demanda mundial por la menor cosecha de uva europea». Incluso desde esa entidad salieron justamente a recomendar al productor que posea vino, mosto y pasas no malvenderlos en el país porque tienen buenas perspectivas de venta internacional (ver recuadro).

De acuerdo a las cifras del INV, en los ocho primeros meses del 2018 ya se exportaron graneles por un total de 388.931 hl, y mostos por 63.231,63 toneladas; esto es un 86,4% y un 63% más que para igual período de 2017 respectivamente. En fraccionados, la exportación acumulada fue de 1.268.304 hl, un 2,2 % menos que igual periodo del año pasado.

Lo positivo de que se vendan volúmenes de vino a granel, y especialmente blancos, es que son los que están presionando el mercado interno y produciendo la crisis de sobrestock ante la caída del consumo. Pero los analistas vitivinícolas saben que por más que las ventas externas aumenten al doble no se termina de solucionar el problema, porque en Argentina un 25% de lo que se produce se exporta y el restante 75% tiene como destino el consumo interno. Ante la actual recesión, en el sector dudan que se logre vender más vino puertas adentro este año.