Ahora aparecieron estadísticas oficiales que validan ese fenómeno. Muchas contribuyeron a consolidar el auge de exportaciones cárnicas a China.
En julio de este año,según detalla el sitio Valorsoja.com, la cantidad de vacas lecheras registrada por Senasa era de 1,59 millones de cabezas, una cifra 7.2% y 10.0% inferior a la relevada en los años 2017 y 2016 respectivamente, según indica un informe publicado por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla).
Parte de la reducción del rodeo lechero registrada en los últimos dos años se explica por el cierre de tambos. En julio pasado –según Ocla– la cantidad de unidades lecheras argentinas era de 10.722 versus 11.326 en 2017 y 11.531 en 2016.
La oferta de leche no se cayó en los últimos dos años debido al crecimiento de la escala productiva de las empresas sobrevivientes: en julio pasado el tambo promedio argentino generaba casi 2700 litros diarios versus 2453 y 2352 en el mismo mes de 2017 y 2016 respectivamente.
Los últimos datos oficiales –publicados por la Dirección Nacional Láctea– indican que en los primeros siete meses de año la producción de leche fue de 5740 millones de litros versus 5375 y 5550 millones en 2017 y 2016.
En lo que respecta a las colocaciones de carne vacuna argentina en el mercado chino, en enero-abril de 2018 –según los últimos datos oficiales publicados por Senasa– fueron de 41.649 toneladas peso producto, una cifra 92% superior a la registrada en el mismo período de 2017). En todo el año 2017 se habían exportado a ese destino 92.200 toneladas versus 47.185 toneladas en 2016.
La mayor parte de los cortes enviados a la nación asiática proviene de vacas porque es la única categoría que puede soportar los bajos valores pagados por los importadores chinos, quienes suelen carne de diferentes tipos y orígenes para preparar guisados (hot pot) que requieren muchas horas de cocción. Las ventas de cortes con identificación de origen destinados a un consumo de tipo occidental son muy limitadas.