En un hilo de mensajes en la red Twitter, Domínguez destacó que «por primera vez, un cultivo biotecnológico de desarrollo nacional logró su aprobación en la República Popular China, principal importador de soja del mundo».

«Este cultivo ofrece soluciones para problemáticas productivas locales, como es el estrés hídrico, pero también contribuye en el mundo a impulsar el rendimiento productivo y la adaptación de las producciones locales a los desafíos que nos impone el cambio climático», explicó.

Para el funcionario, esta decisión permite «potenciar la producción y la comercialización de soja HB4 y derivados en el marco del fomento al desarrollo de una agrobioindustria cada vez más eficiente, sostenible e integrada al mundo».

«La colaboración público-privada y el potencial de nuestro sistema científico-tecnológico nos pone a la vanguardia entre los países del mundo capaces de dominar tecnologías de punta y destaca nuestras capacidades científicas para desarrollar cultivos biotecnológicos», resaltó.

China aprobó la soja transgénica con tecnología HB4 tolerante a la sequía desarrollada por la empresa argentina Bioceres en conjunto con el Conicet y la UNL, al cerrar un proceso de análisis que comenzó seis años atrás, se informó ayer.

De esta manera, el gigante asiático, el máximo consumidor y comprador de soja a nivel mundial, podrá importar y comercializar el grano, pero no sembrarlo debido a que todavía no permiten la implantación de organismos genéticamente modificados (GMO, por sus siglas en inglés).