El faltante de semillas de girasol para la próxima campaña de granos gruesos 2022/23 puede frenar las expectativas de crecimiento en el área sembrada de la oleaginosa, según relevó BAE Negocios a partir de consultas con fuentes del sector de semilleros y de distribución de insumos.
El escenario de precios internacionales favorable para el girasol y el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia constituye un aliciente para el incremento del área sembrada de este cultivo en Argentina. En las pizarras de precios a nivel local, mientras la soja cotiza a $48.870 la tonelada, el valor del girasol llega a $68.000.
Este escenario con viento a favor en los precios también se traslada a los subproductos: el aceite de girasol en los mercados externos se paga hasta USD2.100 la tonelada, valor que supera en más de USD200 al aceite derivado de soja. La región del Mar Negro concentra el 80% de la producción mundial de aceite de girasol y con Ucrania fuera de juego, la presión por el abastecimiento se traslada a otros países productores, entre ellos Argentina.
Si bien una parte de la cadena de valor girasolera argentina estima que se puede llegar a las 2 millones de hectáreas en la campaña 2022/23, cifra que representaría un incremento de 400.000 hectáreas en relación al ciclo anterior, el faltante de semillas para la siembra se presenta como un serio escollo para alcanzar este objetivo.
«La oferta de semillas es similar a los últimos años, pero hay más demanda a partir del conflicto entre Rusia y Ucrania «, reconoció a este medio el directivo de una de las empresas líderes del sector. Y agregó: «será difícil que crezca el área». A unos cuatro meses del inicio de la siembra de este cultivo en nuestro país, las principales empresas del sector trabajan a contrarreloj para aumentar la provisión de semillas.