El proyecto demandará una inversión de entre US$ 4.000 y 5.000 millones sólo en lo que refiere a la planta de licuefacción, en un predio de al menos 300 hectáreas sobre el que se desplegará un crecimiento modular de instalaciones, y a lo que se le deberá sumar la infraestructura necesaria.
Se trata, en principio, de un nuevo ducto de 600 kilómetros desde Vaca Muerta con un costo de US$ 1.000 millones y la inversión para la producción incremental de gas no convencional por unos US$ 2.500 millones que permita alcanzar un suministro diario de 25 millones de metros cúbicos.
Se trata entonces de una necesidad de inversión de entre US$ 8.000 y 10.000 millones que requerirá la participación de otros grandes jugadores que ya están en Vaca Muerta, y otros que puedan llegar, y que requerirá alcanzar costos competitivos respecto a otros proyectos existentes que están en marcha.
YPF lidera un proyecto que deberá estar listo en sus detalles de ingeniería en los próximos 18 meses, a partir de los cuales se deberá conformar un consorcio que lo lleva adelante.