Son los sectores más perjudicados, según el semáforo que mide Coninagro.
La pérdida sostenida de competitividad y falta de financiamiento genuino aún provoca signos de crisis en economías regionales: algo que se evidencia principalmente en las producciones de vino, arroz, frutas, papas y tabaco. En tanto, la situación apenas se suaviza por la buena perspectiva de ventas que reportarían rubros como el porcino y avícola.
Esto se expuso en el último informe denominado «Semáforo de Economías Regionales», elaborado con datos de abril pasado por la Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada (Coninagro) y que acompaña la firma de su asesora económica, Silvina Campos Carlés.
En el estudio, la entidad confederada refiere que el aumento de los costos que pesan sobre las estructuras de producción en las economías regionales «avanzan a pasos agigantados con el correr de los meses», al tiempo en que «los precios oscilan con gran volatilidad».
De las 19 economías relevadas en el interior, en la mitad de los casos la suba que acumulan los costos -registrados en el último año- resultó superior al aumento que experimentaron los valores de su producción.
Entre los sectores en crisis, marcados en rojo, se mantienen el vino y mosto, que enfrenta una crisis profunda y aún sin datos de cosecha oficiales. También el arroz, que no ofrece cambios en precios y un nivel de producción con peor desempeño anual. Además, los cítricos dulces, donde persiste la crisis con indicadores que van para atrás pese a haberse aprobado la ley de Emergencia Económica. Y la papa, con «precios estancados»; las peras y manzanas, con «valores que aún no repuntan»; el forestal y tabaco, con pérdida de mercados externos, están también en este rango.
En amarillo se anotan ítems con advertencias: granos -con «márgenes finos en campo alquilado»-, bovinos -pese a que mejoran los precios se mantiene la retracción en el consumo doméstico-, y ovinos: un mercado que mejora aunque «en forma lenta».
En verde, los sectores reportan una tendencia de «prosperidad» son el porcino -gracias a las buenas perspectivas de mercado para la proteína animal- y el avícola, donde sigue la recuperación de las variables por el mayor espacio en el mercado.