Desde el sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros de Rosario alertaron que hay tres mil puestos de trabajo en riesgo en Rosario y la región.

Esto se debe a la capacidad ociosa en la producción de derivados de soja producto del nuevo esquema de comercio global y de políticas económicas nacionales que no protegen el mercado laboral. Las firmas multinacionales cuentan con la capacidad de mudar su aparato, pero las más pequeñas no fueron pensadas con esa lógica.

Las esquirlas de la guerra comercial entre China y Estados Unidos llegaron al cordón industrial. La fricción entre ambas potencias generó que el país norteamericano oriente sus intereses a importantes socios comerciales argentinos. Esto sumado a un esquema impositivo que incentiva la primarización en detrimento de la producción con valor agregado, ya están generando pérdida de puestos de trabajo en Rosario.

Con los anuncios de Mauricio Macri en septiembre de 2018, la industria procesadora de soja enfrenta un esquema impositivo que igualó las exportaciones a la harina de soja con la de granos. Es decir, el mismo arancel para quien agrega valor a la producción que para el agroexportador. Esto se sumó al esquema de comercio global y generó un escenario de desincentivo a la industrialización y complicaciones para aquellos que apostaron al procesamiento de harina y aceite de soja en la región.

Sergio Díaz, secretario de Prensa del Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros Rosario habló con El Ciudadano Web, y alertó que el polo agroexportador de oleaginosas que va desde Timbúes hasta Arroyo seco “está en riesgo”. Explicó que hay “alrededor de 6 mil puestos de trabajo (directos e indirectos) que están con riesgo de pérdida real”. La aclaración refiere a que hay sectores no comprendidos por aceiteros, pero que trabajan como proveedores. “Si hablamos de puestos directos en la actividad aceitera, son 3 mil trabajadores afectados”.

Los tres mil puestos corresponden a una producción con valor agregado que según indicó el vocero de aceiteros, “hoy tiene plantas trabajando al 50% de su capacidad con un gobierno que mira para el otro lado”. La situación afecta a lo que Díaz considera como “el polo agroexportador donde está la mayor producción de procesamiento de aceite de soja del mundo”. Esto abarca: Timbúes, Puerto General San Martín, San Lorenzo, Fray Luis Beltrán, Capitan Bermúdez, Granadero Baigorria, Rosario, Villa Gobernador Galvez, Alvear, General Lago y Arroyo Seco.

Por su parte, Federico Calderón, delegado del Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros Rosario se refirió a casos puntuales de crisis en el sector. Aseguró que 2018 fue un año signado por despidos en grandes empresas. Mencionó puntualmente los “44 despidos en Cargill, 60 en Bunge de Ramallo (corresponde al Sindicato de Aceiteros Rosario) que luego tuvo que reintegrar a un grupo”.

Según añadió, el caso de la aceitera Molinos Rio de la Plata abarca ya dos años de conflictos donde 100 empleados perdieron sus puestos de trabajo. Por último sintetizó cómo el nuevo esquema económico se orienta a la primarización. “Dreyfuss estuvo 20 años sin exportar granos de soja y en 2018 volvió a hacerlo, estos años se había dedicado 100% a la producción de derivados como harina y aceite”, dijo Calderón.