Los números no son alentadores para el mercado interno. En 2018 se vendió un 6% menos que el consumo registrado en el 2008.

De acuerdo al informe oficial del Instituto Nacional de Vitivinicultura, las ventas de vinos al mercado interno volvieron a cerrar negativo. Se vendieron dentro del país 838.575.700 millones de litros de vino, un 6% menos que el consumo registrado en el 2008. Eso implica que el consumo per cápita cayó a 19,5 litros frente a los 20,2 litros del 2017, y lejos, muy lejos, de los 88,4 litros que consumían los argentinos en 1977. En las bodegas sanjuaninas, según apuntó Diario de cuyo, no tienen muchas expectativas de que vaya a repuntar en el 2019, debido a la situación económica, aunque sí sostienen algunos referentes que se llegó al piso.

Ángel Leotta, presidente de la cámara que nuclea a las bodegas trasladistas locales, y al frente de la Corporación Vitivinícola Argentina, afirmó que las perspectivas para 2019 «no son alentadoras», en función de lo que dice el propio Gobierno nacional, de que el consumo seguirá en baja y la presión impositiva en alza. «Mientras la gente no tenga circulante se va a caer el consumo de los artículos de primera necesidad y de los de segunda necesidad como es el caso del vino», sostuvo. No obstante afirmó que cree que se ha llegado al piso de la caída del consumo per cápita y que en 2019 se va a mantener el mismo consumo».

Andrés Bersencovich, el vicepresidente de la Cámara Bodeguera se mostró esperanzado en que este año se frene la caída, sobre todo porque existe un excedente importante de vinos que cuesta ubicar en el exterior y dentro del país. Pero además planteó que la industria en general debe realizar más acciones para impulsar el consumo, entre las que mencionó sacar nuevos tipos de vinos, como por ejemplo el vino con soda y variedades nuevas o poco comunes, pero que producen interesantes vinos. También mencionó la posibilidad de elaborar vinos más jóvenes, más frescos y con menor graduación alcohólica. «Hay que volver a generar la moda del vino», sugirió y en ese sentido consideró interesante alentar la venta de vino en copas para llegar al público con mejores precios. «La cadena de distribución y comercialización se lleva el 50% del precio final de góndola.

Con un vino tirado en copa, como el que están haciendo productores primarios, se está llegando con un buen precio al consumidor». Para Horacio Ripalta, este año la industria va a vivir una situación similar a la del año pasado «fundamentalmente por el poder adquisitivo». «No hay otra causa que la recesión» sostuvo el bodeguero, y agregó que cuando la población comience a superar el problema económico se podrán recuperar ventas de todos los productos. Agregó que el vino sufre el impacto de bebidas que le hacen la competencia.