Las complicaciones del mercado interno junto sumado a las dificultades para concretar exportaciones, potenciadas por la pandemia, resintieron los ingresos de muchas de las principales empresas lácteas argentinas.

En ese contexto, la deuda bancaria con entidades argentinas de las 27 principales empresas lácteas argentinas es a la fecha de 18.967 millones de pesos, según los registros del Banco Central (BCRA).

Se trata de una cifra superior a la facturación total de productos lácteos en cadenas de supermercados a nivel nacional registrada en los meses de febrero y marzo de 2020, según los últimos datos publicados al respecto por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).

Las empresas comprendidas en el relevamiento son Mastellone Hnos (La Serenísima), Williner (Ilolay), Verónica, Molfino (Saputo), Milkaut, Danone Argentina, Nestlé Argentina, Manfrey, La Sibila, Noal, García Hnos (Tregar), Grupo Gloria, Vacalin, Ramolac, La Ramada, Santa Clara, Alimentos Refrigerados (Vicentín), SanCor, L3N (Adecoagro), Punta del Agua, Sobrero y Cagnolo, Tremblay, Lácteos Barraza, El Puente, Cremigal, Helacor (Grido) y Pampa Cheese.

Un estudio realizado por el Instituto Argentino de Profesores Universitarios de Costos (Iapuco) en conjunto con el INTA muestra que entre agosto de 2019 y marzo de 2020 las medianas y pequeñas empresas lácteas operaron –en promedio– sin rentabilidad, mientras que en el primer bimestre de este año las grandes usinas no lograron obtener utilidades.

A partir de abril, si bien la situación del sector habría tendido a mejorar de manera progresiva en términos teóricos, la realidad es que algunas empresas registraron importantes inconvenientes –que persisten hasta la actualidad– para distribuir y cobrar productos a causa de las dificultades logísticas, laborales y económicas generadas por el encerramiento obligatorio.