Así concluyó un relevamiento realizado por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA).
Con el aumento de los precios de los lácteos y el desabastecimiento de las marcas más económicas en lo supermercados, el consumo promedio de la leche cayó este primer bimestre del año hasta 183 litros anuales por habitante. Se trata del nivel más bajo de consumo desde 2003, cuando cada argentino consumió en promedio 179 litros, ya sea como leche fluida o en su equivalencia en productos lácteos.
Los datos surgen de un relevamiento que realizó el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) desde donde entienden que esta caída se da por varios factores: en primer lugar, la suba cerca de un 80% respecto de los primeros meses del año pasado luego de la devaluación de casi 100% registrada a lo largo del 2018. Pero también luego de una larga crisis de rentabilidad en la producción lechera, que fue muy semejante a la que se registraba en 2002 y repercutió en la oferta. Una década y media después, el escenario parece repetirse.
«La combinación de una menor producción de principios de año (-8,3% en el primer trimestre), la liquidación de stocks durante 2018, producto de los mayores niveles de exportación (+37% en toneladas) y la necesidad de hacer caja en el mercado doméstico, sumado a una baja en el consumo que recién se hizo importante a finales del año 2018 y principios de 2019, generaron obviamente un menor oferta doméstica», explican desde OCLA.
En ese sentido, también sostuvieron que «la menor oferta en el mercado interno se expuso mayoritariamente en el rubro de leches fluidas y dentro de ellas en su versión refrigeradas, que fundamentalmente se dio producto de la mayor afluencia de consumo debido al diferencial de precios entre las presentación sachet versus cartón y la menor cantidad de marcas disponibles en la góndolas».