El anuncio del nuevo entendimiento comercial entre Argentina y Estados Unidos generó una recepción inicial positiva entre las principales entidades del agro, que valoraron la posibilidad de ampliar mercados, atraer inversiones y avanzar hacia reglas claras y previsibles. Sin embargo, tanto la Sociedad Rural Argentina (SRA) como la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BdC) advirtieron que aún falta conocer los detalles del acuerdo para evaluar su impacto real sobre las cadenas productivas.

La Bolsa de Cereales sostuvo en un comunicado que “valoramos toda iniciativa orientada a fortalecer la inserción internacional del país y a promover reglas claras y previsibles para el comercio y la inversión”. En la misma línea, la SRA expresó su respaldo, aunque con cautela: “Aguardamos los detalles finales del acuerdo para determinar qué impacto tendrá el mismo en la cadena agroindustrial”, señalaron desde la entidad.

Desde Washington, la administración estadounidense definió el entendimiento como una herramienta para construir “una relación económica más sólida y equilibrada”, en un contexto global que demanda estabilidad y proveedores confiables. Para el Gobierno argentino, el pacto abre oportunidades en sectores estratégicos vinculados al agro, la energía y los minerales críticos.

El acuerdo incluye puntos sensibles para la producción local, como la habilitación de importaciones de ganado en pie desde Estados Unidos y el ingreso de aves de corral norteamericanas dentro de un año. También contempla la eliminación de restricciones sobre el uso de determinados términos lácteos y cárnicos, además de la simplificación de registros para carne vacuna, achuras y productos porcinos estadounidenses.

En materia regulatoria, ambos países acordaron avanzar en la reducción de barreras no arancelarias y cooperar en inversiones asociadas a minerales críticos, un sector de fuerte interés para EE.UU. Además, se comprometieron a coordinar acciones para sostener la estabilidad del comercio internacional de soja, clave para la balanza comercial argentina.

El presidente de la Bolsa de Cereales, Ricardo Marra, definió el entendimiento como un avance “significativo, que abarca múltiples sectores productivos”, y explicó que la entidad realizará una evaluación técnica cuando se conozca el texto final. “Reafirmamos nuestro compromiso de contribuir al debate público con evidencia, información técnica y una mirada estratégica que favorezca el desarrollo sostenible y competitivo de las cadenas agroindustriales”, sostuvo.

La SRA, por su parte, remarcó que desde hace tiempo impulsa una mayor presencia de los productos argentinos en el mundo, aunque insistió en la necesidad de no anticipar conclusiones sin la letra chica del convenio.

La visión crítica llegó de la mano de Alejandro “Topo” Rodríguez, exministro de Desarrollo Agrario bonaerense, quien advirtió en X que “Estados Unidos está empezando a cobrarle su ‘ayuda’ a Milei, mientras el Presidente argentino sucumbe, convencido y feliz”. Según sostuvo, el acuerdo “amenaza a las ya castigadas economías regionales y al federalismo productivo”, y podría afectar la producción ganadera, aviar, láctea y buena parte de la industria alimenticia.

Rodríguez además señaló que los beneficios para el país se concentrarían en la exportación de recursos naturales, en línea con los intereses estratégicos de Washington. Recordó que el documento bilateral señala que ambos países “cooperarán para facilitar la inversión y el comercio de minerales críticos”. Finalmente, remarcó que Argentina “no puede avanzar sin contar con la autorización del Mercosur y sin la aprobación del Congreso”.

Mientras tanto, el Gobierno insiste en que el acuerdo es un paso clave para consolidar la inserción internacional y dotar de previsibilidad al comercio exterior. El sector agropecuario observa con interés, pero con la mirada puesta en la letra chica que definirá, en última instancia, su impacto real.