Un informe de la Fundación Mediterránea revela que, aunque la medida aporta previsibilidad, los márgenes proyectados siguen por debajo del promedio de los últimos años y en algunas zonas la actividad continúa siendo inviable.
La reciente reducción permanente de los derechos de exportación representa “una mejora concreta para el negocio de producir granos”, según un informe del Instituto de Estudios (IERAL) de la Fundación Mediterránea. El trabajo, elaborado por el investigador Franco Artusso, destaca que la medida aporta mayor previsibilidad y reglas de juego más claras para el sector. Sin embargo, advierte que los márgenes proyectados para la campaña 2025/26 se mantienen por debajo del promedio de las últimas ocho campañas y que la carga tributaria sigue siendo muy elevada.
El estudio analiza el impacto microeconómico de la baja de retenciones sobre la rentabilidad de productores y la recaudación fiscal en Nación y provincias, tomando como referencia modelos agrícolas que reflejan la heterogeneidad del sector. Se evaluaron cuatro casos: zona núcleo y zona extrapampeana, con tenencia de campo propio o alquilado, en una escala de 500 hectáreas con rotación 50% soja y 50% maíz.
Mejora de márgenes, pero con fuerte presión fiscal
Según el informe, la rentabilidad neta del productor mejora entre 31,6 y 60,5 dólares por hectárea, dependiendo de la ubicación y el régimen de tenencia de la tierra. En el caso de propietarios, la mejora asciende a 60,5 dólares en la zona núcleo y a 47,5 en la extrapampeana. Para arrendatarios, el incremento es de 31,6 y 40,3 dólares, respectivamente, aunque en esta última situación la suba apenas reduce las pérdidas, que pasarían de 68 a 28 dólares por hectárea negativas.
La recaudación por derechos de exportación se reduce entre 53,9 y 71,8 dólares por hectárea —una caída del 22%—, mientras que la recaudación tributaria total (Nación + provincias) disminuye entre 9% y 15%, gracias a un aumento en el impuesto a las ganancias y otros tributos. Las provincias, en particular, captarían entre 6,2 y 14,6 dólares adicionales por hectárea, mientras que Nación perdería entre 37 y 60,7 dólares.
Pese a la baja de retenciones, la carga tributaria total sigue en niveles críticos: oscila entre el 53% y el 70% para propietarios y arrendatarios de la zona núcleo, y entre el 68% y el 112% en la zona extrapampeana. Esto significa que, en todos los casos, el productor continúa entregando al fisco más de la mitad de su renta y, en ciertas zonas, más de lo que logra conservar como ingreso neto.
Zonas marginales en riesgo
“Los impuestos vuelven inviable la actividad en zonas marginales, de menor productividad y mayor distancia a los puertos, especialmente si hay que pagar alquiler”, señaló Artusso. No obstante, advirtió que, de continuar el proceso de desgravación, muchas de estas tierras podrían volverse rentables y reactivar la expansión de la frontera agrícola.
Comparación histórica
En términos históricos, los márgenes proyectados para la campaña 2025/26 siguen siendo inferiores a los promedios de las últimas ocho campañas, con diferencias negativas que van de 23 a 103 dólares por hectárea según el caso. La presión impositiva, en tanto, se mantendrá en niveles similares a los de los últimos años.
El informe concluye que la reducción de retenciones es un paso importante, pero insuficiente para revertir la fragilidad económica de una parte significativa de los productores, en especial aquellos más alejados de los puertos y que deben afrontar altos costos de arrendamiento.