Lo integrantes se reunieron con el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz y su ministra de Producción Alicia Ciciliani, en la sede nacional de CRA.
La relación entre el Gobierno y los productores agropecuarios está lejos del ánimo de casamiento festivo que podría fecharse el 14 de diciembre de 2015, cuando en un campo de Pergamino el presidente Mauricio Macri desmanteló las retenciones que el kirchnerismo había enarbolado como un eje de sus políticas.
Aun con insatisfacciones, hasta septiembre pasado convivían en armonía, pero la vuelta de los derechos de exportación, combinado con otros tipos de presión impositiva, el alto costo del financiamiento y, últimamente, la necesidad de obras hidráulicas y mejores caminos que desnuda el drama de las inundaciones, fue llevando las posiciones de los dirigentes de la Mesa de Enlace a discurso de tono opositor.
“Pensamos que, en este momento, el clima y la economía han desnudado la falta de políticas agropecuarias adecuadas”, dijo Carlos Achetoni, presidente de Federación Agraria Argentina. “El gobierno nos escucha, pero luego no hay respuestas con la rapidez que necesitan los ciclos productivos”, agregó el titular de Coninagro, Carlos Iannizzotto, casi como un marido incomprendido.
En este 2019 con impronta electoral, el que abrió el fuego en enero fue Daniel Pelegrina, titular de la Sociedad Rural, quien desde Junín de los Andes, Neuquén, planteó que “es fundamental que el Gobierno analice una disminución de la carga tributaria, ya sea por la eliminación de los derechos de exportación u otros mecanismos, porque hay muchas economías regionales, como la fruticultura y la viticultura, que requieren otro marco para salir de su crítica situación”.
En tanto, Dardo Chiesa, líder de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), según detalló Clarín, puso el acento en el factor más irritante: “Las retenciones nos han hecho mucho daño. El año pasado comenzamos con derechos de exportación solo para la soja y terminamos con todos los cultivos, y todas las exportaciones. Es un retroceso muy importante si queremos ser supermercado del mundo, porque se suma a la presión impositiva más alta de la región y tasas de interés que hacen inviable la producción agropecuaria”.