El panorama es ligeramente distinto a los años previos, en términos de clima, progreso de los cultivos, perspectivas y un cierto incremento en la presión fiscal. Javier Preciado Patiño, Director de Reporte Institucional Agropecuario (RIA), una consultoría especializada en temas públicos del agro, realizó un análisis y ejecutó comparaciones entre los actores principales en la producción de cereales, aceites y harinas, así como sus perspectivas.

El plan de duplicar la producción de harinas de Estados Unidos alertó acerca del efecto en la asistencia de un mercado global que se expande pero a un ritmo considerablemente más lento.

El sector sojero de Argentina es el más importante en términos de ingresos y contribuciones fiscales, posicionando a nuestra nación como el primer exportador global de aceite y harina de soja, generando aproximadamente 40 mil empleos.

En menos de diez años, la producción global de soja aumentó casi un 60% y se elevó de 268 a 421 Millones de toneladas, con Brasil incrementando su producción en dos y Estados Unidos en un 44%. En ese escenario, la producción de Argentina se detuvo alrededor de los 50 M tns., experimentando una reducción del 18 al 12% en su posición en el mercado global.

En los últimos 12 años se incrementó la participación de soja importada en el complejo local, con un promedio de 16% en los últimos 8 años.

En términos absolutos, la producción de la oleaginosa aumentó en 81 M tns, a partir de ella se elevó la producción de harina en 18 M tns y el aceite en 3,6 M tns. Por lo tanto, la primera conclusión que Preciado Patiño comparte es que el complejo sojero argentino tiene un rol en un tercio de la expansión de la producción del poroto.

Se anticipa un incremento de apenas un millón de toneladas por encima del promedio para esta campaña, lo que implica una participación inferior en comparación con lo que exhiben los otros dos gigantes del mercado.

El comportamiento de los mercados globales evidencia una ralentización en la demanda y un aumento en la producción, y en estas circunstancias se fomenta el aumento de las interrupciones en los combustibles fósiles. Esta dinámica presenta a Estados Unidos, con la planificación de 11 nuevas instalaciones para el procesamiento de granos de soja y la expansión de otras 4 destinadas a la extracción de gasoil. Esto implica un aumento en la disponibilidad de harinas que buscarán nuevos mercados para su introducción.

Estados Unidos aumentará la producción de 20 M tns de soja entre 2022 y 2026, con una producción extra de 14 M tns de harinas.