Se llama Dufaur y está a 50 kilometros de Pigué, en plena pampa bonaerense. Los vecinos decidieron armar una obra de teatro para atraer el turismo rural. Ellos mismos son los actores y el escenario son las calles del pueblo.

Son 167 habitantes que se conocen todos y desde hace años. Cuando el tren no paró más, allá por los ‘90, el efecto fue devastador, como en tantísimos pueblos y ciudades de esta hermosa Argentina. Si el tren no para, la gente no llega. Si la estación está en calma, bajan las ventas. Si no hay viajes, ya no hay más visitas.

“Algo tenemos que hacer”, se empezaron a decir entre ellos mismos. Había ideas, faltaban acciones. Merecían resucitarse aunque no tenían claro el cómo. Hubo asambleas, reclamos, reuniones, propuestas y hasta alguna que otra pelea para encontrarle la vuelta y de allí, la salida.

Según una publicación de TN, la tendencia del turismo rural en la provincia de Buenos Aires fue una oportunidad a la que decidieron sumarse, como quien se monta en el otro tren… el de los sueños. Ser atractivos para que la gente disfrute, para ser parte del turismo de campo, para que los visitantes vayan y también vuelvan.

Hasta que alguien tuvo la buena idea de contar la historia de Dufaur y sus protagonistas. Había un rico material escondido en el pasado que estaba a disposición para quien quisiera redescubrirlo. Y otra voz propuso hacerlo en modo teatro y por las calles del pueblo como un escenario móvil. ¿Y los artistas? ¿Dónde encontrar actores o actrices en un pueblo que no tiene escenario más que el de la vida? Entonces empezó el momento de la transgresión porque los mismos vecinos se animaron a semejante tarea creativa.

El resultado está en la puesta en escena que hacen una vez por semana y con el público que llega desde distintas partes para ser testigo de la escena móvil que hace posible que el pasado vuelva para darse un abrazo con el futuro incierto. El presente los define como el pueblo que aprendió a trabajar en equipo para no dejarse caer.