La Estepa Rionegrina es, sin lugar a dudas, la fiel expresión de la imagen patagónica. Inmersa en la zona más inhóspita de la provincia, alberga paisajes místicos que conforman un escenario mágico y natural e invitan a disfrutar una incomparable sensación de paz y tranquilidad que se fusiona con una serie de propuestas distintivas.
Esta alternativa es ideal para acercarse de lleno a la cultura esteparia y conocer a fondo cada destino, ya que los que decidan vivir la experiencia en primera persona tendrán la oportunidad de alojarse en viviendas habitadas por familias del lugar, pudiendo formar parte de la cotidianeidad de los anfitriones a través de la participación en tareas habituales como la alimentación de los animales o la esquila.
Al tratarse de espacios inmersos en grandes extensiones de tierra, también es posible disfrutar una amplia gama de opciones al aire libre como trekking, caminatas, observación de astros, paseos a caballo, mountain bike, safaris fotográficos o avistamiento de flora y fauna.
En este contexto, los turistas podrán sumergirse en el mundo culinario y participar de la cocina a fin de deleitarse con un sinfín de platos basados en materia prima regional como cordero patagónico y chivito al asador, o cocina a base de trucha, ciervo, jabalí, salmón, dulces y conservas caseros, entre otras cosas.
Quienes visiten la estepa tendrán la posibilidad de recorrerla de este a oeste a través del Tren Patagónico, que cada semana une Viedma con San Carlos de Bariloche permitiendo a los pasajeros apreciar a través de las ventanillas de la formación los inigualables paisajes de la región.
Una vez en la zona, los turistas tendrán la oportunidad abordar la histórica Trochita, un tren de trocha angosta a vapor que recorre 43 kilómetros entre Jacobacci y Ojos de Agua, poniendo en valor la riqueza natural rionegrina, las costumbres y las formas de vivir de cada uno de los lugares que recorre.