Para ello, el sector presentó un informe en el que se detalla el impacto de la crisis desatada por la pandemia del COVID19 en cada uno de sus frentes.

De acuerdo a lo solicitado por la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) en relación a la inclusión de la cadena vitivinícola en el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción, a requerimiento del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, el sector, nucleado en la Corporación Vitícola Argentina (COVIAR) presentó un informe en el que detallan el impacto de la crisis desatada por la pandemia del COVID19 tanto en el mercado interno como externo, sus distintas facetas y sus consecuencias en los subsectores afectados.

El documento reúne puntos principales:

Mercado interno

Alrededor del 80% del vino producido en el año se vende en el mercado interno. En 2019 se comercializaron alrededor de 900.000.000 de litros y 7 de cada 10 hogares compran vino al menos una vez al año y la mitad de los argentinos mayores de 18 años lo consumen habitualmente.

La caída del consumo de vino estimada en marzo de 2020 respecto al mismo mes del año anterior rondaría el 30%, debido a la reducción de un 5% aproximadamente en la venta en los canales tradicionales (supermercados, almacenes, autoservicios) que representan aproximadamente el 70% del consumo, a lo que se suma la disminución a cero en el canal “botella abierta” (restaurantes, bares, hoteles) junto con el canal “enoturismo” y vinotecas, las cuales también se han visto ampliamente afectadas en la comercialización. Estos últimos representa el 30% restante del consumo.

«Esto configura un panorama de caída en volumen en la comercialización de vino en Argentina que estaría rondando también el 30% en abril de 2020 respecto al mismo mes del año anterior», detallaron.

Cierre de restaurantes, bares y hoteles

«Quienes tenían sus principales ventas centradas en el mercado local abasteciendo restaurantes, cantinas, bares y vinerías, han sufrido un corte en esta cadena de distribución debido al cierre con motivo del aislamiento social preventivo y obligatorio», aseguraron.

El 30% del consumo total de vinos en la Argentina se da en espacios de “botella abierta”, en este canal la caída de ventas ha sido estrepitosa llegando prácticamente a ser nula, ya que el consumo de vino es propiamente en el restaurante y no hay delivery de vino junto con la comida.

«Referencias del sector privado marcan caídas del 50% al 60% en marzo 2020 en relación a marzo 2019 y del 85% al 90% en la comparación de los meses de abril de ambos años», agregaron.

Impacto de largo alcance en el enoturismo

En Argentina existe un total de 245 bodegas abiertas al turismo, de las cuales 165 se encuentran en la región centro-oeste, 44 en la región noroeste y 36 en la nueva región. Mendoza cuenta con 145 bodegas con apertura turística.

La cantidad de enoturistas durante 2017 fue de 1.647.081. El 74% responde a visitantes de la región Centro-Oeste (Mendoza, San Juan y Neuquén), el 17% a las provincias del Norte (Jujuy, Salta, Tucumán, La Rioja y Catamarca) y el 9% a las provincias de las nuevas regiones vitivinícolas (Buenos Aires, Entre Ríos, Córdoba, Río Negro y Chubut).

En cuanto al empleo (datos al 2017), el enoturismo en la Argentina representa 872 puestos permanentes y 351 empleos transitorios, de los cuales 78% es representado por mujeres en el staff permanente.

Comercio exterior golpeado

La evolución de las exportaciones de los vinos fraccionados y espumantes durante la segunda quincena de marzo, momento a partir del cual comenzó el aislamiento social obligatorio, y comparándolas respecto a los mismos días del año anterior, se observa una caída del orden del 21% en valores FOB,  mientras que en volumen este porcentaje se ubica en torno al 19,4%, según datos del Observatorio Vitivinícola Argentino.

A nivel general, en 2019 la cadena vitivinícola exportó alrededor de 300 millones de litros. También se comercializaron en el año 140.000 toneladas de jugo de uva, 36.000 toneladas de pasa y 7.000 toneladas de uva en fresco. Estos valores señalan que, en promedio, 1 de cada 3 kilos de uva producidos en Argentina tiene como destino el mercado internacional.

«Dada esta internacionalización de la vitivinicultura argentina, y la afectación de la economía y el comercio mundial debido al COVID-19, esto está impactando e impactará muy fuertemente en el corto plazo sobre las ventas en el exterior», sostuvieron en COVIAR.

La consulta a fuentes privadas realizadas por la COVIAR señalan que para el 2020 se espera una caída de alrededor de 30% a 40% para la venta de vino fraccionado a lo largo de 2020 en relación al año anterior.