Tras varios años marcados por la sequía y la incertidumbre, el campo volvió a sonreír en la región núcleo, donde el clima finalmente jugó a favor. Las lluvias de agosto —que promediaron más de 190 milímetros, el registro más alto en tres décadas— permitieron completar la siembra de 1,4 millones de hectáreas de maíz temprano y proyectar un panorama inédito de productividad.

El informe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) destacó que la tregua climática de octubre fue decisiva para avanzar con la siembra y mejorar el ánimo de los productores. En localidades como Corral de Bustos y San Gregorio, los técnicos celebraron haber completado el trabajo “como hacía años no pasaba”.

No todas las zonas corrieron con la misma suerte: en el norte bonaerense, los excesos de agua obligaron a pasar parte del área a maíz tardío, especialmente en Junín, Lincoln y 9 de Julio.

Mientras tanto, el trigo se encamina a una cosecha récord. En Aldao, Santa Fe, los técnicos estiman rindes de hasta 60 quintales por hectárea, con trigos que exhiben entre 500 y 600 espigas por metro cuadrado. El 85% del área triguera está en condiciones de muy buenas a excelentes, y los riesgos de enfermedades fúngicas, como la fusariosis, parecen controlados.

La soja de primera, por su parte, está lista para comenzar su siembra a partir del 20 de octubre. Los perfiles de humedad son ideales, aunque las malezas resistentes —como el yuyo colorado y la rama negra— vuelven a ser un desafío para los productores.

Aun así, el clima y el ánimo acompañan. Con maíz sembrado a tiempo, trigo en niveles históricos y soja próxima a iniciar, el corazón agrícola del país vive un momento de optimismo generalizado. Según los técnicos de la BCR, las lluvias previstas para los próximos días no alterarían el buen escenario: los suelos mantienen excelentes reservas de humedad, y la campaña 2025/26 se perfila como una de las más prometedoras de los últimos años.