Contra todos los pronósticos, el trigo logró salir ileso del último golpe de frío de octubre y se encamina a consolidar una “campaña histórica” en la región núcleo. Las bajas temperaturas, que amenazaban con poner en riesgo el llenado de granos, finalmente no causaron daños, mientras que las lluvias llegaron justo a tiempo para reforzar la etapa final del cultivo.

“Zafamos, el frío no hizo daño”, resumieron los técnicos de Aldao, en una frase que se repite con alivio en distintos puntos de la región. Según el informe semanal de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el llenado de granos se desarrolla bajo condiciones óptimas y los rindes podrían superar los 40 quintales por hectárea en amplias zonas productivas.

En localidades como Corral de Bustos, los lotes “están comparables al sudeste bonaerense”, un elogio poco habitual en boca de los agrónomos cordobeses. El peso específico de los granos podría ser el factor decisivo para coronar una campaña con resultados inéditos.

Lluvias clave en el momento justo

Octubre cerró con un promedio de 105 milímetros entre las 36 estaciones de la red GEA, el cuarto mes consecutivo con registros por encima de lo normal. En Pergamino, los acumulados alcanzaron los 160 mm, justo cuando el cultivo necesitaba agua para consolidar el llenado. Ese aporte fue fundamental para mitigar los efectos del frío y asegurar reservas de humedad adecuadas en los lotes más atrasados.

Las heladas no afectaron al cultivo

Las bajas temperaturas del 28 y 29 de octubre —con mínimas entre 2 y 6 °C y un piso de 2,5 °C en Chacabuco— generaron preocupación, pero no impactaron en el rendimiento. Los especialistas explicaron que los cultivos estaban en estado pastoso avanzado, una etapa en la que el riesgo de heladas es mucho menor.
“Hubiera sido un problema grave si los cultivos estaban en espigazón o en grano acuoso”, aclararon los técnicos de Pergamino. Incluso, algunos estiman que el descenso térmico “podría alargar el ciclo de llenado, lo cual resulta positivo”.

En Carlos Pellegrini, los ingenieros aseguran que “los lotes vienen excelentes, con expectativas superiores a los 40 quintales”. En Marcos Juárez, proyectan rindes promedio de entre 45 y 50 qq/ha, con techos inéditos. En Corral de Bustos, las proyecciones van de 40 a 70 qq/ha, mientras que en Rojas y Pergamino se estiman en 55 qq/ha. En Bigand y Bombal también destacan un llenado “muy bueno” y sin sobresaltos.

La nutrición, el factor clave

De acuerdo con GEA, la fertilización marcará la diferencia en los resultados finales. “Quienes aplicaron las dosis adecuadas consolidarán su potencial, mientras que los que quedaron cortos verán limitado su rinde”, advierte el informe. En zonas con deficiencias de nitrógeno ya se observan trigos entregados, mientras que los lotes bien nutridos apuntan a romper récords.
“Es el año en que la nutrición va a mostrar su verdadero impacto”, subrayaron los técnicos.

Con la madurez fisiológica prevista para las próximas tres semanas y una cosecha estimada después del 20 de noviembre, la región núcleo podría registrar uno de los mejores promedios de rendimiento de los últimos 20 años.