Durante el primer semestre de 2025, Argentina importó un promedio mensual de 1.033 toneladas de carne vacuna desde Brasil, un salto significativo frente a las 24 toneladas del mismo período del año anterior. Aunque estas cifras representan solo el 0,4% de la producción local, reflejan un cambio profundo en la dinámica económica del país: tipo de cambio elevado, precios internos altos y mayor apertura comercial.
Claves del informe:
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Récord histórico: Es el mayor volumen de importación en un primer semestre desde que hay registros (1997), con un aumento interanual de más del 4.000%.
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Impacto limitado: La producción nacional se mantiene en torno a las 250.000 toneladas mensuales, por lo que las importaciones representan menos del 0,5%. Según Fernando Herrera (APEA), “no es un problema para la producción nacional”.
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Dólar caro y ventajas para importar: Con un tipo de cambio oficial cercano a los 1.360 pesos por dólar, importar carne brasileña se vuelve más competitivo. Las compras son puntuales y están enfocadas en productos para manufactura, realizadas por industrias binacionales o ubicadas en zonas fronterizas.
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Tensión económica: El Gobierno impulsa estas importaciones como mecanismo para contener la inflación, pero esto presiona la balanza comercial y puede dificultar el cumplimiento de metas con el FMI, en un contexto de escasez de divisas.
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Amenaza indirecta desde China: Con EE.UU. aplicando un arancel del 50% a la carne brasileña, ese excedente podría reorientarse a China, principal mercado de exportación argentino. Esto obligaría a bajar precios, reduciendo los márgenes de exportación para el país.
Por qué es relevante
Más allá del volumen, estas importaciones reflejan un cambio estructural en la política comercial del país. En un contexto de precios internos elevados y presión inflacionaria, el ingreso de carne extranjera marca una señal de apertura económica que genera desafíos para el sector local.