La cosecha de soja en Argentina se está desarrollando en un contexto donde, por lo general, predomina la impresión de un vaso medio repleto de rendimientos que superan ampliamente las expectativas después de la sequía de enero y los excesos de agua de los últimos meses.

No obstante, no todo es verde en este cultivo: existen quienes se concentran en el vaso medio vacío, lo que indica que el progreso de la cosecha aún está bastante por detrás del promedio histórico, lo que implica que existen lotes que, si no se levantan oportunamente, podrían experimentar pérdidas de calidad.

Esto, además, en un contexto climático que no ayuda demasiado con una alta humedad y otra tanda de fuertes precipitaciones que ocurrió en las últimas horas en gran parte de la zona núcleo.

De acuerdo con el reporte semanal de la zona central de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), se están observando rendimientos «impressionantes»: un promedio de 41 quintales por hectárea (qq/ha) en sojas primordiales, y de 33 quintales en sojas secundarias.

En la región central, existen terrenos con techos que incluso superan los 60 quintales.

La heterogeneidad entre zonas se marca, pero incluso en las zonas más castigadas también se sorprenden los técnicos. Los mejores números se concentran en el extremo sur santafesino y el extremo sudeste cordobés con promedios de 42 y 45 qq/ha, respectivamente.

“Sacar estos rindes en un año Niña, después del estrés que pasamos… Si hace dos meses me decías que esto iba a terminar así, te hubiera dicho que era imposible”, insisten asesores desde Corral de Bustos (Córdoba), donde los techos llegan a 63 qq/ha en soja de primera.

La contracara es el noroeste bonaerense, donde los rindes son más bajos, pero con promedios de 38 qq/ha. Aun así, los técnicos de General Pinto explican: “Si bien los rindes podrían haber sido mejores, estamos viendo unos 500 kilos por encima de lo esperado hace tres meses atrás en soja de primera”.}