La firma argentina alimenticia Arcor no es ajena a la crisis económica local y resolvió adelantar vacaciones durante las próximas semanas en cuatro de sus establecimientos productivos. La compañía, comandada por Luis Pagani, busca sortear la caída de ventas liquidando stocks y achicando costos de producción.
El acuerdo
Esta drástica decisión fue además antecedida por el cierre de dos de sus establecimientos productivos ubicados en Mendoza y en Río Negro. Más específicamente en Mendoza despidió a 125 operarios de su fábrica dedicada a las mermeladas La Campagonla, la decisión incluyó además el traslado de las operaciones a la provincia de San Luis. En Río Negro, mientras tanto, contaba con una operación menor dedicada a las conservas de tomate que hoy ya pasó a la historia.
La situación que atraviesa Arcor venía siendo, al menos, anunciada por Luis Pagani. Sólo un par de semanas atrás el empresario había declarado avizoraba un 2020 “crítico” y abogaba por la conformación de un “gran acuerdo entre todos”, incluidos empresarios y sindicalistas porque “la situación es grave y no la puede resolver solo un Gobierno”.
De esta manera Pagani adelantaba que Arcor estaba atravesando uno de los peores años en su historia y a pesar de que encuentra una fortaleza en su perfil exportador, la caída de ventas en el mercado local, junto a las millonarias pérdidas que acumuló durante el año pasado, que ascendieron a más de $1.100 millones, la empujaban a tomar decisiones drásticas para salir a flote.
Según detallan desde la firma, durante los primeros ocho meses de este año, sus ventas en el mercado interno cayeron más del 5%. Justamente alrededor del 70% de sus ingresos dependen de la Argentina, en un contexto en el que las exportaciones también vienen cayendo.