En el presente ciclo 2018/19 el proceso de “primarización” del principal complejo agroindustrial argentino se está consolidando, conforme indican los números.

Para el próximo mes de octubre los exportadores declararon compromisos de ventas externas de poroto de soja 2018/19 por 841.000 toneladas, mientras que para ese mismo período la industria oleaginosa registró embarques programados de harina de soja por 421.000 toneladas, según datos oficiales.

En el ciclo comercial 2017/18 las declaraciones de ventas de poroto constituyeron un 14,7% del volumen total embarcado (poroto + harina), mientras que en lo que va de la campaña 2018/19 esa proporción subió hasta alcanzar el 30,5%. Es decir: casi dieciséis puntos más.

La “guerra comercial” EE.UU.-China obliga a la nación asiática a recurrir mayormente al Mercosur para abastecerse de poroto de soja frente al bloqueo del poroto originado en Estados Unidos.

Esa es la razón por la cual el FOB de soja Paranaguá (Brasil) se encuentra actualmente más de 20 u$s/tonelada por arriba del FOB Golfo de México (EE.UU.). El FOB Rosario (Argentina) también es mayor al del Golfo de México, aunque el poroto argento no es comparable por el menor nivel proteico respecto del brasileño y el estadounidense.

En ese contexto, el FAS teórico de la soja Rosario disponible de las empresas 100% exportadoras de grano sin procesar –como es el caso de las filiales locales de ADM, CHS y Amaggi– era el viernes pasado de 244 u$s/tonelada, mientras que el de la industria aceitera era de 228 u$s/tonelada, según datos de la Dirección de Informaciones y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario.

El hecho de que sea mucho más rentable exportar poroto sin procesar, cuya logística puede instrumentarse a través de una oficina comercial, que harina de soja, que requiere una inversión y un costo salarial significativo, compromete la competitividad del complejo industrial aceitero argentino.