Según los números del Indec, la diferencia entre los bienes importados y exportados por el país a todas las naciones del mundo– fue de -1127 millones de dólares en agosto.

La megadevaluación del peso argentino, instrumentada desde mayo, ya no alcanza para licuar la falta de competitividad de la mayor parte de los sectores productivos acostumbrados a operar en una economía cerrada.

El saldo comercial argentino global –la diferencia entre los bienes importados y exportados por el país a todas las naciones del mundo– fue de -1127 millones de dólares en agosto pasado versus -1071 M/u$s en el mismo mes de 2017. Y en los primeros ocho meses de 2018 acumula un déficit de 6993 M/u$s contra otro de 4435 M/u$s en el mismo período del año pasado, según indicó el último informe de Intercambio Comercial Argentino del Indec.

El dato más preocupante es que el déficit comercial de la Argentina con China en enero-agosto de este año alcanzó un nuevo récord de 6262 millones de dólares. Se trata de un dato alarmante porque una nación que –según el slogan del gobierno nacional– está llamada a ser el “supermercado del mundo”, no cuenta con capacidad suficiente para exportar alimentos al principal consumidor global de ese rubro.

Si bien las autoridades de Agroindustria y el Senasa están realizando esfuerzos por habilitar mercados de exportación en China, los mismos resultan infructuosos en la actual conyuntura macroeconómica. Argentina exporta actualmente una gama muy limitada de productos a China: poroto de soja, aceite crudo de petróleo, carne bovina congelada y langostinos, mientras que importa de la nación asiática una gran diversidad de bienes de consumo, piezas, accesorios, vehículos y maquinaria.