La producción de forrajes en la Argentina atraviesa un momento histórico. En apenas dos décadas, la superficie destinada a estos cultivos pasó de 90 mil hectáreas a 2,5 millones, consolidando un crecimiento sin precedentes y marcando un antes y un después en la provisión de alimento para la ganadería de leche y de carne.

El anuncio se realizó en el marco del Congreso Argentino de Forrajes 2025, celebrado en Córdoba, que reunió a especialistas, contratistas y productores de todo el país, además de delegaciones de países vecinos.

Según explicó Luciano Toldo, presidente de la Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros (CACF), de ese total unas 55 millones de hectáreas corresponden a verdeos, lo que da cuenta de la magnitud del cambio productivo. “La capacitación y la innovación son fundamentales para mantener la eficiencia y calidad del forraje que llega a la mesa del consumidor”, señaló el dirigente, subrayando que los ensiladores se transformaron en un eslabón clave para la conservación de alimentos.

Crecimiento con base tecnológica

El salto productivo estuvo impulsado por la inversión en maquinaria de última generación, nuevas prácticas de conservación y la capacitación permanente de los trabajadores. Durante la apertura del Congreso, el ingeniero agrónomo Hugo Ramírez presentó avances en automatización, mediciones en tiempo real e inteligencia artificial aplicadas al ensilaje, que permiten mejorar la eficiencia y garantizar forraje de calidad para el rodeo argentino.

Reclamo de políticas favorables

El crecimiento del sector también se reflejó en el plano político. En su intervención, Toldo pidió a las autoridades nacionales y provinciales una revisión de la presión fiscal que hoy limita la competitividad. El ministro de Bioagroindustria de Córdoba, Sergio Busso, respaldó esa postura al declarar de Interés Provincial el Congreso y reclamar la eliminación de retenciones, así como la revisión de tributos como Ingresos Brutos, que afectan a contratistas y productores.

Un sector en modernización permanente

Más allá de los reclamos, el encuentro dejó en claro que la actividad forrajera vive un proceso de modernización constante, basado en la adopción de nuevas tecnologías, la capacitación y el intercambio de experiencias. Los múltiples paneles y mesas de debate desarrollados a lo largo del Congreso reafirmaron el rol estratégico de los forrajes en la ganadería argentina.

El crecimiento sostenido de la superficie destinada a forrajes no solo garantiza mayor disponibilidad de alimento para el ganado, sino que también se traduce en más empleo, más inversión y mayor competitividad para las economías regionales vinculadas a la actividad.

Desde la CACF destacaron que sostener esta tendencia en el tiempo dependerá de la combinación de innovación tecnológica, conocimiento técnico y políticas públicas de apoyo, pilares que permitirán que la Argentina continúe liderando la producción forrajera en la región.