Las precipitaciones de marzo proporcionaron alivio a los terrenos de cultivo después de semanas de incertidumbre.

De acuerdo con un reporte de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), una amplia zona de la región agrícola de secano experimentó lluvias superiores a las habituales, lo que incrementó significativamente la disponibilidad de agua para las cosechas.

Adela Veliz, docente de Climatología y Fenología Agrícolas en la FAUBA, explicó que la Región Pampeana fue una de las zonas más beneficiadas.

“El sudoeste de Buenos Aires se destacó claramente: en localidades como Bahía Blanca y Coronel Suárez se registraron récords de precipitación diaria”, señaló.

El evento extremo en Bahía Blanca, con 290 milímetros acumulados en apenas 12 horas, que en la zona urbana provocó dolorosas muertes, fue calificado como un fenómeno con una recurrencia superior a los 100 años.

“El volumen de agua fue tan extraordinario —añadió Veliz— que equivale a cuatro veces el promedio mensual de marzo. Esto provocó anegamientos puntuales, retrasos en las labores de cosecha y dificultades para que los cultivos alcanzaran la madurez necesaria en algunos lotes”.

También hubo lluvias destacadas en el norte de Salta, donde los ríos Bermejo y Pilcomayo desbordaron, y hacia fines de mes se registraron precipitaciones intensas en la Región Chaqueña.

En la Región Pampeana, en tanto, los perfiles de suelo quedaron con niveles de agua útil muy favorables, una señal positiva para la continuidad de la campaña gruesa.