La cadena de ganado y carne empezó a concluir un año complicado al examinar sus cifras, más allá de la serie de acciones implementadas por el Gobierno nacional para facilitar la actividad comercial y mantener la estabilidad económica.
De acuerdo con el análisis realizado por el mercado ganadero de Rosario (Rosgan), existen dos aspectos que generan inquietud en la empresa. Por una parte, la ausencia de respuestas del Gobierno respecto a las reformas laborales y fiscales, con el objetivo de aliviar la presión sobre las compañías.
“Más allá de las reformas de fondo requeridas, otro de los grandes componentes de la suba relativa de costos es el atraso cambiario”, completaron desde la entidad rosarina. En este punto, calcularon que mientras el dólar exportador se apreció poco más de un 20%, la inflación en pesos se estabilizó sobre el 166% anual.
En este contexto, la demanda local se desplaza de manera cautelosa. Esto quedó evidenciado a partir del reciente incremento en la producción de alimentos de consumo -hasta un 15%- que no acaba de llegar a los mostradores.
Por otro lado, esto resulta en una disminución de los márgenes tanto para los matarifes como para los proveedores y los carniceros. «Desde el punto de vista externo, el frigorífico exportador tampoco consigue hallar una vía de escape para descomponer la situación presente», subrayaron.