Según el relevamiento del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), en marzo el consumo se ubicó en apenas 47,7 kg. por habitante por año, lo que marca una caída interanual de 2,7% (-1,3 kg/hab/año), que se eleva al 12% cuando se contrasta con 2019. Los argentinos están comiendo cada vez menos carne y la principal razón es que los precios de este producto muestran incrementos bastante por encima que la inflación general en un contexto en el que además está sumamente debilitado el poder de compra.
Los datos de abril parecen no ser para nada alentadores. Es que según el último relevamiento de la consultora LCG el producto muestra un incremento acumulado a la tercera semana del mes de alrededor del 7%.
Uno de los principales factores que explicarían este incremento viene de la mano las subas en los valores de la hacienda en pie. “Previo a los feriados de Semana Santa, y en combinación con un bajo nivel de oferta producto del paro camionero y las lluvias, los precios de la hacienda, especialmente en categorías de consumo liviano, marcaron nuevos récords. Los novillitos y vaquillonas livianas alcanzaron topes corrientes de hasta $370 cuando una semana atrás, por esta misma mercadería se pagaba, como máximo, unos $320. Es decir, una suba de más de un 15% sobre el kilo vivo que presionará para trasladarse al gancho y, en parte, al mostrador”, explican desde el mercado Ganadero de Rosario (Rosgan).