De acuerdo con un informe emitido por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), los malos antecedentes del fenómeno traen aparejados consecuencias catastróficas para la campaña gruesa. “Lo que resta ahora es responder cuál será la intensidad del evento.

En los años Niña las regiones agrícolas de Argentina reciben entre un 20% a un 30% menos de lluvias que las normales dependiendo de la intensidad del evento”, señalaron.

“Las decisiones tomadas para la siembra de maíz siguen firmes, con la mayoría de los insumos reservados, no se esperan cambios. Tampoco creemos que se aumente la superficie o algunos lotes que se agreguen a la intención definida hasta el momento”, comentaron los expertos en el documento.

Esta semana y a pocos días de iniciarse la siembra de maíz, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyectó un promedio de 7,1 millones de hectáreas de siembra de maíz. Es decir que habría un 7,5% de crecimiento en relación a la campaña pasada, y un incremento del 15% en comparación al promedio del último quinquenio.

En la región, las reservas de agua en profundidad son buenas, pero se requiere al menos entre 10 milímetros y 20 milímetros para humedecer la capa superficial. Mientras que en el centro sur de Santa Fe, con una lluvia de 10 milímetros arrancarían a verse los primeros lotes sembrados a principios de septiembre. Aunque, los expertos señalan que se necesitará más agua y nuevas lluvias para implantar con éxito el cultivo.

En otras regiones como El Trébol y el sudeste cordobés hay humedad y cuentan con reservas promedios para sembrar, pero no se va a llegar en esa condición a la primera semana de septiembre, cuando debería arrancar de lleno la siembra. Mientras que en Bigand se requieren lluvias para uniformar la humedad en los lotes de la zona.