Este viernes llegó una tanda de lluvias que trajo alivio a la situación. Pero que no alcanzan todavía para revertir un escenario complicado.
Dos informes difundidos esta semana por la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA) confirman que el escenario es de al menos alerta amarilla en Córdoba. “Las reservas hídricas para el maíz muestran que continúan secándose los suelos en el sur y oeste de la región pampeana. En las provincias de Buenos Aires, Córdoba y La Pampa, y en el centro-sur de Santa Fe, se ve un desecamiento generalizado”, indicó la ORA.
En el caso puntual de Córdoba, el mapa que simula las reservas hídricas para lotes de maíz temprano muestra a la mayoría del territorio en condición de sequía, fundamentalmente en el sur provincial. El resto de los lotes se reparte entre reservas escasas y regulares, salvo el extremo nordeste donde cayeron grandes acumulados durante el fin de semana pasado y la oferta de agua está entre adecuada y óptima.
La ORA también difundió un monitoreo de sequía, realizado en base a imágenes satelitales tomadas hasta el 9 de diciembre. Junto al norte de Buenos Aires y de La Pampa, y al centro-sur de Santa Fe, Córdoba integra la región pampeana norte que tiene más del 50 por ciento de su área clasificada como seca. Pero del mapa se desprende que casi toda la provincia está bajo esa condición.
Ambos informes de la ORA, en tanto, son coincidentes: Córdoba es la provincia que llega con peores condiciones hídricas al inicio del verano. Es un dato no menor para la cosecha argentina, ya que Córdoba es la principal productora de maíz del país, con Río Cuarto como el departamento que más volumen aporta.
En este marco, la Bolsa de Comercio de Rosario alertó la semana pasada que “escatimadas lluvias y una ola de calor inquietan al maíz”.
“El maíz temprano se estremece con temperaturas mayores a 40°C y agua insuficiente en el perfil. El estrés hídrico cada semana se hace más intenso y enciende una alerta con el periodo más crítico del maíz a la vuelta de la esquina. Los síntomas de la falta de agua se empiezan a notar en el acartuchamiento de las hojas y en lotes con maíces que han detenido su crecimiento. Las proyecciones de los modelos no dejan demasiado margen para el optimismo”, dijo la GEA.