Los informes que se conocieron en las últimas horas intentan cuantificar cómo podría impactar un posible aumento de las retenciones a la producción agrícola.
Si bien el candidato con más chances de ganar las elecciones, Alberto Fernández, expresó que hay que “potenciar” el campo y fomentar las exportaciones; el temor es que las necesidades fiscales impongan un retorno de los derechos de exportación a los niveles que tenían en 2015, último año de gobierno de Cristina Fernández.
En el lanzamiento de la campaña gruesa, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó que una soja con 35 por ciento de retenciones (actualmente tiene el equivalente a un 25 por ciento), y trigo y maíz con 23 por ciento (hoy es siete por ciento), impactaría en una menor área sembrada que se reflejaría en menores exportaciones, aunque con un poco más de consumo interno.
Para la entidad porteña, el trigo sería el cultivo que más sufriría, con un achique del 9,9 por ciento en la cosecha y 14,2 por ciento en exportaciones. El maíz, en tanto, podría perder 8,4 por ciento en toneladas y 11,6 por ciento en comercio exterior. En general, sumando estos cultivos más la soja, que sería la que menos baje en producción pero la que más se detenga en exportaciones, la cosecha derrumbaría 5,6 por ciento.
En este contexto, los márgenes también sufrirían un fuerte recorte. En el caso de Córdoba, por ejemplo, podrían caer en 100 dólares por hectárea (margen bruto) para soja y en torno a 200 dólares para el caso del maíz.
Por otro lado, Farías consultores elaboró un informe en el que recuerda que, al 18 de septiembre, los datos oficiales indican que hay un 41 por ciento de la producción vendida por los productores de soja, maíz y trigo que no tiene precio.
Con los aranceles de comercio exterior del 2015, la soja costaría 20 dólares menos por toneladas a nivel interno; el maíz, también 20 dólares menos; y el trigo, 25 dólares menos.
“Aplicando este diferencial de precios, surge que si el día de hoy se volviera al viejo esquema de retenciones, los productores perderían un monto cercano a los 1.200 millones de dólares”, estima el reporte.
Y añade: “Puntualmente en soja y maíz es donde se presentan los mayores riesgos, ya que aún resta definir precio de prácticamente 52 millones de toneladas entre ambos. Ante esta situación, la posibilidad de tomar coberturas flexibles en los mercados de futuros, locales y externos, merecen la atención por parte de las empresas”.