Lejos de escuchar el pedido de diálogo del presidente, desde la industria aceitera mostraron músculo y no vendieron para ponerle presión al dólar, el principal dolor de cabeza que tiene hoy el Gobierno.
Por decreto, el mandatario Mauricio Macri decidió subir la tasa de Estadística para importaciones que se ubicaba en 0.5% desde 1998 para apoyar el equilibrio de las cuentas públicas y eliminar el déficit primario. Molestos por la suba de un impuesto, los aceiteros buscaron presionar al gobierno con esta medida.
Gustavo Idígoras, presidente de CIARA-CEC (Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y Centro Exportador de Cereales) molesto con el decreto, reconoció que genera inconvenientes inesperados en los flujos de soya importada para su procesamiento y posterior exportación.
La medida le deja al Tesoro USD 700 millones, pero ese gravamen se trasladará a precios y provocará más inflación además de tener que lidiar con un dólar en alza. Así, las reservas bajaron USD 1.926 millones a 68.926 millones por el pago de alrededor de USD 1.800 millones por amortización y renta del Boden 2024.
También los exportadores de soja se manifestaron molestos por esta medida, dado que estaban exentos de ese impuesto, pero, dado que importan soja temporariamente de Brasil y Paraguay, ahora tendrían un costo adicional de 42 millones de dólares anuales.