La expectativa oficial es que el agro aporte 24.000 millones de dólares por exportaciones.

El Gobierno espera que el inicio de la cosecha gruesa, que se presume récord, aporte las divisas necesarias para contener la volatilidad de la cotización de la moneda estadounidense.

La Bolsa de Comercio de Rosario, según difundió Agrovoz, estimó una cifra similar, que significaría 6.400 millones más que en 2018.

Para el expresidente del Banco Central, Martín Redrado, el ingreso “extra” será de 5.500 millones. A estas proyecciones se sumó ahora una del Ieral de Fundación Mediterránea.

Con un cálculo de cosecha total (soja, maíz, trigo, sorgo, maní, girasol y cebada) de 131,7 millones de toneladas, el economista Juan Manuel Garzón estimó un valor de la producción agrícola (a precios de exportación) de 33.962 millones de dólares.

Serían, entonces, 6.260 millones de dólares más que en el ciclo anterior (un alza de 22 por ciento).

Pero, como parte de esta producción se vende en el mercado interno y además el ciclo agrícola no coincide con el año calendario, los ingresos esperados por exportaciones son inferiores: 28.170 millones de dólares, entre granos y derivados. Esto significa 5.020 millones más que los obtenidos en 2018.

Garzón lo desagregó por día: entre junio y agosto, cuando suele incrementarse el flujo de dólares, ya que se culmina la cosecha de soja y entra en su etapa final la de maíz, el ingreso diario de divisas podría ubicarse en torno a 128 millones de dólares, 47 por ciento por encima de los 87 millones de 2018.

Se trata de los meses previos al inicio del calendario electoral con las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (Paso): esta mayor entrada de dólares sería clave para estabilizar el escenario financiero y, a la vez, calmar la inflación.

De todos modos, Garzón aclaró que se trata sólo de un ejercicio teórico que, para que se vea en la práctica, depende de múltiples variables como el clima, los precios internacionales y la posibilidad que tienen las aceiteras y las cerealeras de liquidar las divisas en un plazo distinto al momento en el que se produce la exportación.