Es porque el gigante asiático no la autorizó. Se trata del IND-ØØ41Ø-5 de Indear.

Se cumplieron tres años desde la aprobación de la soja tolerante a sequía y salinidad  desarrollado por el Instituto de Agrobiotecnología de Rosario (Indear). Pero el evento no puede ser comercializado en el mercado argentino hasta que obtenga permiso de importación en China, primer comprador mundial de poroto de soja.

Hoy la Secretaría de Alimentos y Bioeconomía autorizó por medio de la resolución 15/18 la comercialización del evento IND-ØØ41Ø-5 con el agregado de la tolerancia a glifosato (MON-Ø4Ø32-6). Pero, tal como sucedió tres años atrás, también está condicionado a la aprobación por parte de las autoridades regulatorias chinas.

En la misión oficial realizada por el secretario de Agroindustria Luis Miguel Etchevehere a China el mes pasado, según detalló el sitio Valorsoja.com, uno de los pedidos realizados por el funcionario a sus pares de la nación asiática fue precisamente la pronta habilitación de eventos biotecnológicos de interés para el Mercosur, entre los cuales se incluye este evento.

La patente del IND-ØØ41Ø-5 es propiedad conjunta del Estado argentino a través de la titularidad del Conicet y la Universidad Nacional del Litoral (UNL), quienes licenciaron su uso y explotación a la empresa argentina Bioceres por 20 años (Bioceres es la firma controlante de Indear).

Eso implica que, cuando Bioceres comience a comercializar la soja tolerante a sequía y salinidad, dos organismos estatales (Conicet y UNL) recibirán un porcentaje de las regalías generadas por el nuevo producto.

El desarrollo tecnológico que dio origen al evento IND-ØØ41Ø-5 fue realizado por un equipo científico de la UNL liderado por la Dra. Raquel Chan (quien actualmente es directora del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral), el cual identificó un gen del girasol (HAHB-4) relacionado con la respuesta natural de la planta a condiciones de estrés abiótico tales como sequía y salinidad.

Dicho gen fue el que, por medio de transgénesis, se introdujo a la soja –entre otros cultivos– para probar su efectividad en ensayos a campo. Una de las características del mismo es la ausencia de “penalidad” de rindes cuando la situación de estrés no se produce.