En un contexto internacional marcado por tensiones comerciales y cambios en la demanda, la ganadería argentina atraviesa un nuevo ciclo de expansión. Durante 2025, el país logró afianzarse como proveedor de carnes de alta calidad, con precios récord, aumento de rentabilidad y una recuperación del consumo interno que consolida su posicionamiento global.
Según el informe “Ganadería 360°: Evolución 2025 y Perspectivas 2026”, elaborado por el Instituto de Estudios Económicos y Negociaciones Internacionales (IEEyNI) de la Sociedad Rural Argentina (SRA), la producción nacional mantuvo su ritmo pese a la reducción del rodeo y alcanzó un récord histórico en valor exportado, con un incremento interanual del 24%.
“El negocio argentino está virando hacia los cortes de mayor precio y exigencia”, destacó el documento. Ese cambio estructural se vio impulsado por la reconfiguración del comercio mundial: mientras Brasil enfrentó un arancel extraordinario del 50% en sus ventas a Estados Unidos, Argentina aprovechó la oportunidad para ampliar su cuota y ganar presencia en un mercado que prioriza calidad y trazabilidad.
Exportaciones en crecimiento y nuevos destinos
Las tensiones globales reordenaron el tablero comercial. China redujo su participación como importador del 32% al 29%, mientras que Europa e Israel mostraron signos de recuperación. En ese marco, el valor internacional de la carne aumentó 25% interanual y el precio promedio FOB real alcanzó los US$4500 por tonelada, el más alto en tres décadas.
“Estamos viendo un mercado más segmentado, donde la diferenciación por calidad tiene premio”, explicaron desde el IEEyNI.
Argentina diversificó sus destinos de exportación: China, Alemania, Israel, Estados Unidos y Países Bajos concentraron más de dos tercios de las ventas, mientras que nuevos compradores —como Ecuador, Filipinas y El Salvador— se sumaron al mapa comercial. Entre enero y septiembre, las exportaciones totalizaron US$2413 millones, un 19% más que el año anterior.
“El salto no se limita a los volúmenes: hoy la Argentina exporta carne fresca y de valor, y eso marca un cambio de era”, resumió un analista del instituto.
Más producción por animal y márgenes en alza
Aunque el stock nacional se redujo de 54,2 a 51,6 millones de cabezas, la producción se sostuvo gracias al aumento del peso medio de faena —que llegó a 234 kilos res con hueso en agosto— y a una mejora en la eficiencia reproductiva, con una relación ternero/vaca del 69%.
No obstante, la recomposición plena del rodeo aún no comenzó: la faena de hembras se mantiene por encima del promedio histórico, y los técnicos advierten que será uno de los principales desafíos de 2026.
Los precios también acompañaron la recuperación. El novillo pesado se ubicó 12% por encima del promedio histórico y el ternero de reposición, 16% arriba. Con costos más competitivos —especialmente en maíz, alfalfa, gasoil y mano de obra—, la rentabilidad mejoró en todos los eslabones de la cadena.
El resultado económico de la cría creció 27% respecto de 2024, el ciclo completo un 44% y la invernada repitió ese porcentaje. “El productor volvió a tener horizonte”, destacaron desde la SRA.
El consumo interno también repunta
El repunte del poder adquisitivo impulsó la demanda local. Tras varios años de caída, el consumo de carne bovina se recuperó 7%, alcanzando los 50 kilos por habitante al año, niveles similares a los de 2020-2022. El precio al consumidor se estabilizó y se mantiene 7% por encima del promedio histórico.
La capacidad de compra medida en kilos de asado por salario formal (RIPTE) llegó a 136 kilos, con una leve mejora respecto de 2024. Sin embargo, aún se ubica 26% por debajo del promedio de los últimos 30 años.
“Hay margen para crecer”, admitieron los analistas, que prevén una recuperación más sólida a medida que se consolide el empleo y descienda la inflación.
                














