El viernes por la tarde, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) publicó su habitual boletín semanal, con uno de sus documentos denominado: «La producción de granos en Argentina para el 2024/25, con 135,7 millones de toneladas, se proyecta como la segunda más elevada en la historia».

En aquel instante, las precipitaciones en el centro y norte de Buenos Aires apenas estaban empezando, pero pocas horas más tarde persistieron, se establecieron como auténticos diluvios de características únicas y causaron inundaciones en múltiples localidades de esa zona de Buenos Aires.

Además, este territorio se distingue por pertenecer a la zona núcleo, la región agrícola más productiva del país.

Por lo tanto, además de que los primeros daños que se analizan y buscan reparar lógicamente son los que han experimentado los residentes urbanos, en el sector agro también se persigue entender cómo este fenómeno climático ha afectado lo que, hasta el momento, se anticipaba como la segunda cosecha más óptima desde la siembra de granos en este país.

En las últimas horas se divulgaron dos informes de las Bolsas de Cereales de Buenos Aires y de Comercio de Rosario, las dos instituciones que más monitorean la situación de los cultivos en Argentina, tratando de delinear posibles efectos de estas inundaciones.

Según la organización porteña, en algunas situaciones los acumulados excedieron los 400 milímetros y los partidos más impactados fueron Chivilcoy, Chacabuco, San Antonio de Areco y sus zonas circundantes. No obstante, el suceso también afectó áreas del oeste de Bonaerenses, como 9 de Julio, que previamente había sufrido daños debido a las precipitaciones en marzo.

En lo que respecta a los daños productivos, el informe alerta que «aún resta por cosechar una proporción considerable de la superficie sembrada con soja y maíz tardío».

En particular, la zona más afectada es el norte de Bonaerre, donde aún se necesitan recolectar cerca de 530.000 hectáreas de soja, las cuales podrían tener algún nivel de impacto.

A pesar de que los acumulados fueron más pequeños, en algunas zonas del oeste de Bonaerense las lluvias sumaron entre 80 y 100 milímetros, con 730.000 hectáreas todavía pendientes de ser recolectadas.