“El enoturismo está en expansión en la mayoría de las principales regiones vitivinícolas del mundo. Este crecimiento se relaciona con el arte culinario, el ecoturismo y el turismo rural. Los turistas dejaron de ser contemplativos y esperan ser parte activa de la experiencia”, sostiene la industria en el texto central de su nuevo plan para la Vitivinicultura Argentina (PEVI 2030).

Las rutas del vino que se extienden en Argentina proponen conectividad, satisfacer los deseos de paseo de los turistas. De los 2.000.000 de personas que visitaron las bodegas en 2021 según lo que ha relevado el Observatorio vitivinícola y publicado por el Improtur, a Mendoza llegaron 1.148.694 visitas, mientras que Salta, como segundo destino en importancia, recibió a 250.334 turistas. En el tercer lugar se ubicó Córdoba con 153.430 turistas y 43.400 personas llegaron a San Juan, cuarto en el ranking de 18 destinos.

Las rutas del vino que se extienden en Argentina proponen conectividad, satisfacer los deseos de paseo de los turistas. De los 2.000.000 de personas que visitaron las bodegas en 2021 según lo que ha relevado el Observatorio vitivinícola y publicado por el Improtur, a Mendoza llegaron 1.148.694 visitas, mientras que Salta, como segundo destino en importancia, recibió a 250.334 turistas. En el tercer lugar se ubicó Córdoba con 153.430 turistas y 43.400 personas llegaron a San Juan, cuarto en el ranking de 18 destinos.

Guillermo Oliveto, especialista en temas relacionados al consumo y el mercado, señaló en las Jornadas Nacionales de Turismo del Vino, celebrada semanas atrás en San Juan, que la gente está preparada para volver a la normalidad. “Los países hablan de una normalidad con heridas; no es la nueva normalidad que quedó atrás con la pandemia. La gente quiere volver a reunirse”, sostuvo. Es en ese escenario es el que el turismo tiene una oportunidad de atracción, pero tiene que ser consciente de sus “puntos de dolor”, de sus desafíos de mejora.