De acuerdo con datos de la Bolsa de Cereales de Córdoba, las precipitaciones de estos dos meses sólo superaron el promedio de la última década en algunos departamentos de la Provincia.

Septiembre y octubre son históricamente los meses críticos para los cultivos de trigo y garbanzo en Córdoba; es decir, el momento en que más agua necesitan para llenar sus granos y consolidar rendimientos.

La realidad es que si bien hubo algunas lluvias, fueron insuficientes para cubrir los requerimientos hídricos tras un invierno seco. De acuerdo con datos de la Bolsa de Cereales de Córdoba, las precipitaciones de estos dos meses sólo superaron el promedio de la última década en departamentos del oeste y norte cordobés, pero estuvieron por debajo en el resto de las regiones, que son las más productivas de la provincia.

Por ejemplo, en Marcos Juárez, el déficit fue de 93 milímetros, de acuerdo a la entidad bursátil, según difundió Agrovoz.

A esto hay que sumar las heladas tardías de principios de octubre, que también hicieron mella en los cultivos de invierno sembrados en Córdoba.

La información reportada por la red de colaboradores de la Bolsa durante la segunda quincena de octubre muestra un notorio desmejoramiento de los lotes en comparación con la primera quincena.

Hasta hace dos semanas, sólo 16 por ciento de los trigos se encontraba en estado regular, cifra que creció hasta el 31 por ciento, y a la que hay que agregar un cinco por ciento directamente en mal estado.

“Las razones de las diferencias quincenales se debieron principalmente a la expresión de los efectos negativos causados por las heladas tardías, sumado a los escasos valores de precipitaciones que provocaron estrés hídrico leve a moderado”, precisó la Bolsa. En el caso de garbanzo, se suma como factor la aparición de enfermedades fúngicas de fuerte impacto.