Un kilogramo de carne de rata se vende por unas 200 rupias (2,5 euros), el mismo precio que pagarían por el pollo y el cerdo. Los consumidores compran cientos de roedores recién capturados y despellejados. También asados.
Según difundió Ámbit.com, l caza de este animal protege a los arrozales de los campos situados cerca de Bután. Durante los meses de invierno, cuando hay escaso trabajo en las plantaciones de té de la región, esta actividad permite a las comunidades tribales pobres ganar algo de dinero.
Por la noche colocan trampas de bambú a la salida de las madrigueras en los arrozales. Los cazadores trabajan de noche para evitar que los depredadores se coman a las presas muertas antes de poder recogerlas.
«Colocamos trampas en los campos porque las ratas se comen los cultivos de arroz», explica a la AFP Samba Soren, un vendedor de ratas de Kumarikata.
Los agricultores estiman que la población de las ratas aumentó en la región estos últimos años. Algunas pueden pesar más de un kilo, y los comerciantes del mercado aseguran que recogen entre 10 y 20 kg cada noche.