No se espera un cambio significativo de la dinámica en las próximas dos semanas. Actualmente, la sequía se despliega con un contundente avance en el sur de la región pampeana, en un momento clave para el trigo y para la siembra maicera.
El Doctor en Ciencias Atmosféricas, José Luis Aiello, destacó en una entrevista con la Bolsa de Comercio de Rosario que «el desarrollo de algunas lluvias y tormentas aisladas podrían ser el indicio de una posible recomposición en el régimen de lluvias con el avance de la primavera».
Pero no se espera un cambio significativo de la dinámica en las próximas dos semanas: «El cambio estacional no se dará en forma contundente. Hay que seguir los flujos de humedad del Atlántico, porque podrían colaborar en que lleguen las lluvias a fin de setiembre».
Actualmente, la sequía se despliega con un contundente avance en el sur de la región pampeana, en un momento clave para el trigo y para la siembra maicera.
Esto último tiene que ver con que «un componente fundamental es el frío, las bajas temperaturas están condicionando las lluvias».
Por otro lado, la temperatura superficial del Pacífico Ecuatorial central ha evolucionado a la neutralidad. Y «probablemente se mantendrá así, anulando su incidencia en el aporte de humedad adicional durante la primavera y el semestre cálido de Argentina», destaca Aiello.
Esto quiere decir que con respecto al desarrollo de la campaña gruesa comenta que no es el mejor escenario, pero tampoco el peor. Sin Niño, pero tampoco Niña, Argentina podría tener un aliado en los pronósticos del Océano Atlántico. Si se afirma la tendencia de calentamiento, esta puede ser una fuente de humedad adicional para Argentina.
«El Atlántico no muestra anomalías de importancia. Pero los pronósticos indican la tendencia a un ligero calentamiento. Si su condición evoluciona en ese sentido, durante los meses de primavera tendremos en ese mecanismo una fuente de humedad adicional al régimen pluvial estacional», agrega.
Por último, el especialista advierte que este año seguramente el noroeste puede tener menos agua en el inicio de su temporada de lluvias por los incendios del Amazona.
De todas maneras, «es muy difícil evaluar el efecto que esta enorme deforestación pueda tener sobre ese flujo de humedad. Pero es lógico suponer que la humedad aportada por la biomasa a la atmósfera será menor. La evapotranspiración que aportaban los arboles faltantes se hará sentir, y será más escaso el aporte de flujo húmedo adicional que le llegue a nuestro país», concluye.