Es el sistema que funcionará en todos los molinos harineros para combatir la evasión.

A partir del lunes de la semana que viene comenzará a regir a nivel nacional la obligación por parte de los molinos harineros de contar con un Controlador Electrónico de Molienda de Trigo(CEMT) en la fase previa al ingreso de la primera roturación del cereal.

“Se trata de un modelo de control revolucionario quizás a nivel mundial” explicó hoy Diego Cifarelli, presidente de la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), durante el evento de lanzamiento de la campaña fina 2019/20 realizado en la sede porteña de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

“El 15 de abril entra en marcha el sistema de cajas negras con seis cámaras conectadas en línea y controladores de la molienda para verificar cuánto procesa cada molino; el Estado, a partir de ese esquema, podría estar solucionando finalmente el problema de la evasión en el sector”, añadió.

Cifarelli indicó que la capacidad instalada presente en el industria molinera argentina es del orden de 13,5 millones de toneladas, pero que anualmente el sector sólo procesa alrededor de 6,0 millones. Y que una de las alternativas elegidas por algunos operadores para hacer frente a la ineficiencia generada por la elevada capacidad ociosa es la informalidad.

“Basta de evasión. Cuando el Estado sigue aplicando impuestos, lo que logra es que el evade se haga cada vez más millonario, mientras que el paga impuestos pone la cabeza en la guillotina”, graficó.

El presidente de FAIM recordó que la exportación de harina tiene actualmente un derecho de exportación de hecho del orden del 10% luego de la aplicación de las retenciones móviles de 3,0 pesos por cada dólar FOB exportado y el recorte de los reintegros a la exportación (que en el segundo semestre del año pasado pasaron de 3,0% a 0,75%).

“Con esa decisión, las exportaciones argentinas de harina de trigo quedaron el año pasado en 700.000 toneladas luego de alcanzar 1,10 millones en 2017. Y este año siguen cayendo”, indicó Cifarelli.

“Esa decisión (retenciones + quita de reintegros) ha sido un deterioro del trabajo que habíamos hecho con tanto empuje en los últimos años”, se lamentó el representante de la industria molinera. “Al no poder exportar un millón de toneladas de harina de trigo por año se pierden empleos y también recaudación”, agregó.